Por Esther Álvarez Sánchez
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30 de diciembre de 2018
A 30 de diciembre reflexiono en voz alta sobre este año 2018, que mañana día 31 pasará a la historia. Reflexión que enmarco dentro de la principal finalidad de la Organización Lazos Que Unen (LQU): contribuir a la mejora de la calidad humana.
Durante este año hemos vivido trágicas noticias sobre asesinatos de seres humanos; de barbaries que cometemos mujeres y hombres no sólo hacia nuestra propia raza sino hacia la naturaleza y hacia otras especies que pueblan este compartido planeta. Hemos escuchado y sufrido las consecuencias de la falta de empatía de dirigentes de familias, de escuelas, de naciones... que llevan al suicidio, al genocidio... a una, a miles, a millones de seres... por su afán de lucrarse y de ocupar cargos y "asientos" que por justicia ni les corresponden. Hemos escuchado, sufrido y sentido como lo peor de la especie humana arrasa con todo aquello, que se interpone entre sus codiciosos y psicopáticos deseos.
También, aunque con menos fuerza y poca audiencia, sabemos que durante este 2018 ha habido personas a los que habría que realmente nominar como verdaderos "seres humanos", que han puesto sus intereses personales a un lado por luchar por los intereses y los derechos de todos; especialmente de los más indefensos, sin importar la especie. Es a ellos a los que dedico estas últimas palabras del año, para expresarles mi gratitud, admiración y respeto por hacer que en este mundo cada día haya rayos de esperanza.
Desde mi posición como presidenta de Lazos Que Unen (LQU), extiendo mi más sincera gratitud y enhorabuena a todas aquellas personas que, de manera anónima y/o pública, trabajan a favor de que la raza "HUMANA" no se extinga.
¡MILLONES DE GRACIAS!
Esther Á.